Por Gabriel Boragina ©
Introducción
He advertido con frecuencia, incluso entre los filósofos, la tendencia a confundir materialismo y realismo como si de la misma cosa se trataran.
Para entender a que vamos a referirnos seguidamente, convendrá que precisemos un poco la terminología y digamos que consideraremos por materialismo y por realismo. La definición de materialismo que utilizaremos será la siguiente:
El Materialismo es una doctrina según la cual todo lo que existe no está determinado y se explica por algo superior y previo a lo experimentable y aprehendible empíricamente (Dios, espíritu, inteligencia del mundo, ideas), sino que está determinado en su ser sólo por algo material y en su comportamiento sólo por la causalidad eficiente[1].
En tanto que por realismo entenderemos:
En la filosofía moderna, el término realismo se aplica a la doctrina que manifiesta que los objetos comunes percibidos por los sentidos, como mesas y sillas, tienen una existencia independiente del propio ser percibido. En este sentido, es contrario al idealismo de filósofos como George Berkeley o Immanuel Kant. En su forma extrema, llamado a veces realismo ingenuo, se piensa que las cosas percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser. En versiones más complejas, a veces denominadas como realismo crítico, se da alguna explicación de la relación entre el objeto y el observador que tiene en cuenta la posibilidad de que tengan lugar ilusiones, alucinaciones y otros errores de la percepción. [2]
Sin embargo nos parece sumamente relevante la aclaración que más adelante se hace en este mismo artículo trascripto y que aquí reproducimos:
El término realismo es mal interpretado con facilidad en su aplicación a la filosofía. No significa ni defensa de un mundo natural, ni oposición al idealismo (el opuesto de éste sería, en todo caso, el empirismo), ni siquiera está ligado de forma directa o explícita con la verdad. Las tesis fundamentales de todo realismo se pueden enunciar como sigue:
- el objeto de conocimiento es independiente del sujeto de conocimiento,
- en lo fundamental, el conocimiento del objeto no es diferente del objeto.
La razón por la que el término realismo se aplica a corrientes filosóficas muy diferentes entre sí es la naturaleza del objeto. Puede ser material, pero también un objeto espiritual, una creación matemática, una idea, una teoría científica etc.[3]
Creo que esta ultima salvedad (no hecha por nosotros) demarca a la perfección la barrera que existe entre el materialismo y el realismo, o, en otras palabras, ser realista no implica necesariamente ser materialista; aquí la palabra necesariamente es muy importante, porque aunque no lo implique tampoco necesariamente lo excluye y, en este sentido, es explícito el último párrafo de la definición, donde, en otras palabras, se nos sugiere que es posible, tanto un realismo materialista como otro idealista o -mas exactamente- inmaterialista.
Posiblemente Popper aceptaría esta clasificación como aplicable a su filosofía, ya que insiste en el realismo, a la vez que su teoría de los tres mundos contiene elementos inmaterialistas (en especial los del mundo dos y mundo tres) y en este ultimo sentido, participamos de su tesis trialista.
Pero nosotros aquí iremos mas allá de la definición de la enciclopedia y afirmaremos que el empirismo también puede caer tanto dentro del materialismo como del idealismo, es que es muy complejo encontrar, cuando se lee a los filósofos, coherencia absoluta con la integridad de sus postulados, Hume por ejemplo, por citar solo en caso rápido ahora, tiene en sus escritos elementos idealistas, incluso no se atreve a afirmar con certeza la existencia real de los cuerpos, estas afirmaciones suyas tienen un claro componente idealista, y su teoría de las percepciones puede interpretarse tanto desde una óptica idealista como materialista. A su vez, aparece como inconsistente su rechazo a la metafísica.
En la misma línea, Berkeley y Locke también tienen elementos materialistas, quizás mas claro en el caso de Locke que cree en sustancias materiales y menos en Berkeley que parece negar toda sustancia material. El mismo Platón, en la misma enciclopedia y mismo artículo, es llamado realista, en tanto otros autores, en sus obras, lo categorizan como idealista (por ejemplo, Popper)
Es decir, la cuestión se complica si tenemos en cuenta lo que dicen los filósofos de sí mismos, de sus teorías y doctrinas, y lo que exponen de ellos sus seguidores por un lado, y sus críticos por el otro, sea que atendamos a unos o a otros, nos llevaremos la sorpresa de que un mismo autor se encuentra encasillado y "etiquetado" con diferentes rótulos, según sea el propio autor, un crítico o un seguidor que lo comenten.
Puesto que los filósofos se toman la libertad (a veces en exceso para mi gusto) de mezclar tantas cosas diferentes, creo que podemos adjudicarnos la licencia de tratar de interpretar sus pensamientos conforme a las tendencias que marcan en sus escritos y a su vez, hacer nuestras propias interpretaciones originales (o aproximadamente originales).
Realismo, subjetivismo, relativismo.
Para nosotros, realismo es todo lo que existe y -como ya anticipamos- esto comprende tanto lo material como lo inmaterial, el realismo puede ser materialista o inmaterialista, el mundo de las ideas (lo que en Popper podría estar comprendido entre los mundos dos y tres) forma parte de la realidad, el materialismo ocupa un lugar muy pequeño y subordinado dentro del realismo.
Pero –y aquí, quizás, tenga una diferencia importante con Popper- el realismo no excluye ni al subjetivismo ni al relativismo, es que el realismo puede llevarse a la máxima dimensión y decir que él todo lo comprende, todo lo abarca, sin embargo la identificación de lo real con lo material es tan fuerte que hasta en el vulgo se la da por sentada, y como dejamos dicho, posiblemente Popper no admitiría esta extensión del realismo a limites tales que incluya al subjetivismo y al relativismo.
En otra parte definí lo objetivo como todo aquello que está fuera de mi y -en la misma línea- esto incluye lo material y lo inmaterial, de todo lo que me rodea diré que a mi respecto es objetivo, lo subjetivo es una actitud, una visión, una forma de ver al mundo, una forma de pensarlo y allí se agota la subjetividad para dar lugar a la objetividad, pero existe interacción e interrelación constante entre lo objetivo y subjetivo o, en otras palabras, entre el mundo externo y cada uno de nosotros.
Ahora bien, lo objetivo no marca un criterio de verdad ni es tampoco -ni mucho menos-, sinónimo de ella; algo bien puede ser objetivo y falso, pongamos un ejemplo, una teoría como la geocentrista es -respecto de mí- objetiva, toda vez que yo no la creé, ni la pensé, no es de mi producción intelectual, ergo, como esta fuera de mí, es objetiva respecto de mí, sin embargo, es falsa como teoría, porque fue desmentida por la teoría heliocéntrica (que también es objetiva a mi respecto) que se ha demostrado como verdadera.
Con todo, es frecuente en la conversación cotidiana, desconocer e ignorar todas estas distinciones y reducir todos estos significados a uno solo: lo material; lo que nos autoriza a afirmar en forma categórica que vivimos en una sociedad materialista, en sentido amplio. No obstante, nada quita que podamos tener una visión del mundo realista, objetiva, subjetiva, relativa y espiritual al unísono sin que caigamos ni en una sola contradicción, si es que hemos seguido atentamente las explicaciones que hemos dado.
Objetivo y subjetivo
Y también hay lugar para el idealismo dentro de mis tesis. El problema consiste -a mi entender- en que gran número de personas confunden lo objetivo con lo subjetivo y es aquí donde se generan muchos problemas, entre los la intolerancia la falta de respeto hacia otros y un sin fin de problemas de convivencia entre las personas. De modo tal que estas no son cuestiones volátiles lo filosófico tiene especial trascendencia en el mundo e lo cotidiano, como tan bien lo hiciera manifiesto mi amigo y tocayo el filósofo Gabriel Zanotti.
Invariablemente dos de cada tres personas que conozco creen firmemente tener el monopolio de la objetividad y haber definido, de una vez y para siempre, como son las cosas y en ultima instancia, el mundo mismo y la vida que en él se desarrolla, naturalmente yo en estas actitudes solo veo soberbia, pedantería, petulancia y arrogancia (y me reservo muchas otras calificaciones a ellas) porque estoy convencido de que no podemos definir desde nosotros dictándole a los demás que es lo objetivo, que a veces, con muchísima ligereza, llamaos "realidad".
Cierta vez pasé caminando rápidamente por al lado de dos personas que, hablando fuertemente, una le decía a la otra (evidentemente refiriéndose a una tercera persona ausente): "...es que fulano no quiere ver la realidad...". No pude evitar pensar en la soberbia de la persona que hablaba; me pareció y me sigue pareciendo sumamente pedante tratar de imponer -aun así sea indirectamente- nuestros criterios de realidad a otros. Decididamente, la realidad difiere de sujeto a sujeto, porque como queda expresado, ni la realidad ni la objetividad implican ni demarcan criterios de verdad ni define la verdad.
Solamente en broma podemos decir de un tercero que "no reconoce la realidad”; si queremos hablar en serio, nada podemos afirmar de otros, ya que poco (o nada) conocemos de los demás por mucho trato social que hayamos tenido durante mucho tiempo.
Como expuse en otro sitio, lo más sensato que puede predicarse respecto de la realidad es que ella abarca a todo lo existente, sea materia o espíritu, pero no podemos seguir confundiendo la realidad con la verdad, porque a raíz de esta ilegítima mezcla se han dado muchos despotismos y tiranías en la historia, ya que como vimos, hasta en una conversación aparentemente inocente, entre dos personas de la calle comunes y corrientes, una trataba de definir la "realidad" por y para otra, que para peor, ni siquiera estaba presente en la charla.
Solo en un sentido figurativo o meramente metafórico podemos en la conversación cotidiana hablar de la "realidad" en un significado genérico, pero cuando estamos en otros ámbitos, como los académicos, no podemos permitirnos dichas licencias y en ultima instancia tampoco sería aconsejable en esferas no cultas hacer uso impreciso de los vocablos, recordemos que cada uno, a su modo, en lo suyo, es una suerte de educador, y lo sepa o no, lo quiera o no, está dando un ejemplo, bueno o malo a otro u otros, de allí que siempre habría que tener cuidado con lo que se dice y como se lo dice.
Materialismo
El materialismo, como dijimos, forma parte del realismo, esta dentro de él, pero yo creo que el materialismo no es mas que realismo ingenuo, que se ha definido como aquel donde "...se piensa que las cosas percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser. "
Se nos figura encontrar una abrumadora semejanza entre el realismo ingenuo "donde las cosas son lo que parecen ser" y el empirismo, sobre todo el de Locke y Hume, que tanto insiste en que todo conocimiento proviene exclusivamente de la información que recogen nuestros sentidos, si a esto le agregamos el rechazo de Hume a toda metafísica, quizás sea este un antecedente importante –entre los muchos- del materialismo. Recordemos que Hume reduce todos los fenómenos psíquicos a percepciones, las que a su vez, solo pueden ser captadas por los sentidos y solo a partir de allí serán, posteriormente, elaboradas por la imaginación y por la memoria.
Hay una suerte de reduccionismo biologista en Hume, aunque también lo encontramos en un autor tan diferente como Descartes.; e incluso hasta en Popper[4], cuando analiza el problema de la dualidad cuerpo-mente, sus conclusiones relacionadas con el centro del habla donde se localizaría –según él- el "yo" humano, tienen, en mi opinión, indudables connotaciones biologistas.
El materialismo es, a no dudarlo, la filosofía del hombre corriente, y aun del sedicente hombre ilustrado, ser materialista tiene la enorme ventaja de su simplicidad (filosóficamente, su ingenuidad), no representa ningún esfuerzo creer que las cosas son lo que parecen ser, es algo cómodo, ya que elimina todo sudor mental por ir mas allá, por descubrir las esencias de las cosas, de los objetos, de las personas o de la situaciones, la gran popularidad de los programas televisivos y periodísticos, es que muestran las cosas con extrema sencillez en su pura faz exterior, no hace falta para el lector, el televidente, el oyente, el espectador, ninguna elaboración propia, por cuanto ya la ha hecho el periodista, analista u opinólogo por él, y el televidente, lector u oyente no tiene mas que aceptar lo que el periodista le ofrece en bandeja, ya elaborado, ingerido y digerido por el informador.
El materialismo es simple y por eso su enorme atractivo y popularidad para el hombre común, de la calle, ya que no hay necesidad de explicar nada, ni de investigar nada en los hechos, cosas, personas o situaciones.
De allí, que –por esto y mucho mas- el mundo actual sea materialista, actitud del hombre común, a la que ha contribuido en buena medida la propia ciencia moderna, que siguiendo los lineamientos cartesianos está imbuida de un materialismo rígido, de tipo absoluto.
Esto explica, también, el auge del materialismo dialéctico marxista en el ámbito mundial, consecuencia de todo lo anterior.
[1] MÜLLER, Max y HALDER, Alois. Breve Diccionario de Filosofía. Barcelona : Herder, 1986. p. 290.
[2] Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Realismo_filosófico"
[3] véase la nota anterior.
[4] Véase sobre todo su libro "El yo y su cerebro" escrito en colaboración con John Eccles.
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